La vida del taller
Un taller es un espacio de encuentro sin reglas fijas, o con una sola: el deseo de estar allí. Creo que lo grato de desarrollar alguna forma de transmisión de conocimiento es el taller, porque todos estamos allí porque queremos estar y se produce una relación simbiótica de aprendizaje muy particular.
Este grupo de jóvenes escritores que aparece en esta antología son muchachas y muchachos de 12 a 25 años quienes, desde muy distintos orígenes, fueron llegando a la sede de La Letra Voladora (en El Naranjal de Naguanagua, Valencia) y se fueron constituyendo en grupo por el puro deseo de escribir.
Hicimos muchas cosas juntos, desde leer autores de muy diversa índole y género, como Fernando Pessoa, César Vallejo, Vicente Gerbasi, Antonio Machado, Zorrilla, Shakespeare, Horacio Quiroga, Denise Levertov y muchos otros en selección colectiva. Revisamos imágenes fotográficas que fueron motivo de inspiración, fotos de Alexis Pérez Luna y Joaquín Cortés, hicieron un teatro de títeres montando piezas de autores, realizando ellos mismos los muñecos, la escenografía y la utilería y la actuación.
En el taller se escribió poesía y cuento y se realizó la adaptación de la pieza de Shakespeare “El Rey Lear” (actividad en la que fue de gran ayuda el profesor Oswaldo Blanco).
Nuestro grupo ha sido un apoyo fundamental en la realización de los Encuentros con la Literatura Infantil y Juvenil en Venezuela, evento del que se han llevado a cabo tres entregas, siempre en la ciudad de Valencia, con apoyo de la Casa de las Letras Andrés Bello, el Centro Nacional del Libro y sobretodo un equipo de voluntarios leales al proyecto. En ese marco los jóvenes de la Letra Voladora participaron en un hermoso montaje de textos dirigidos por Armando Carias, en talleres con Mercedes Pena, Rodolfo Porras y Enrique Arenas en diversas oportunidades.
La experiencia colectiva ha sido cálida, exploratoria, experimental, constante. Los descubrimientos de cada uno han estado hilvanados al grupo y los afectos han florecido en su esencia.
Pensamos que si algo debe quedar en todos como un hecho inolvidable es que escribir literatura requiere constancia, enamoramiento del lenguaje, cercanía al universo creado en el texto, entendiendo que la verdad de la ficción con frecuencia es más real que lo real.
Presentamos pues, una selección de su trabajo, una selección digo, porque el trabajo llevado a cabo a sido extenso, nos ha costado por tanto tomar sólo algunas páginas de cada uno, para que queden aquí, en este volumen, como una muestra de esta aventura maravillosa de nuestra convivencia en La Letra Voladora. Reciban estos cuentos y poemas y dénles vida como lectores.
Laura Antillano
Septiembre 2009
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